Al astronauta israelí Ilan Ramon, cuya madre y abuela sobrevivieron a Auschwitz, se le pidió llevar un objeto del museo Yad Vashem en el transborador Columbia. Ramon llevó consigo una copia del dibujo que hiciera Petr Ginz del planeta Tierra visto desde la Luna.
La nave se destruyó el 1 de febrero de 2003, al ingresar a la atmósfera terrestre, llevándose el dibujo de Ginz en el que sería su cumpleaños número 75.
El asteroide 50413 Petrginz fue nombrado en su honor.
En 1928, en Praga, en la que entonces era Checoslovaquia, nació Petr Ginz. Tenía un padre judío, una madre que no lo era, una hermana, y algunos parientes.
Desde pequeño mostró actitudes artísticas. Le gustaba hacer dibujos y escribir. Le atraían las novelas de Julio Verne, así que escribió algunas copiando su estilo entre sus ocho y catorce años.
Como su padre era un experto en esperanto, él también aprendió el posible lenguaje universal. Por lo demás, no había nada demasiado diferente en su vida a lo que hacían los demás niños burgueses de Praga. Excepto, claro, el que su padre fuera judío. Esto sí que fue un inconveniente cuando los alemanes ocuparon Checoslovaquia, en 1938, y la hicieron desaparecer dividiéndola en diferentes territorios. Los alemanes habían establecido una política anti judía destinada a la purificación de la raza aria. Por uno de los artículos de la ley anti-judía, se establecía que todos los hijos de matrimonios mixtos (judíos casados con no judíos) debían ser apartados de sus padres al cumplir los catorce años. Eso le sucedió a Petr Ginz.
Petr Ginz fue llevado a un campo de concentración. Le tocó Terezin. Era una fortaleza construida en el siglo XVIII y que se llamó originalmente Theresienestand, en homenaje a la emperatriz María Teresa. Alrededor había un poblado, el cual sirvió como gueto y, luego, los judíos fueron trasladados a la fortaleza, que pasó a ser un campo de concentración. En 1944, los alemanes mostraron el campo a un comité de la Cruz Roja. Había bares, cines, la gente paseaba, las parejas se tomaban del brazo. Al ser interrogados, todos respondían que estaban muy satisfechos del modo en que se los trataba. Los alemanes filmaron una película de propaganda mostrando las condiciones sobresalientes en las que vivían los judíos cautivos. Era una farsa. El campo había sido casi vaciado y los prisioneros trasladados a Auschwitz. Cafés, teatros, todo formaba parte de una escenografía montada para la ocasión. Incluso las respuestas de los judíos detenidos habían sido cuidadosamente enseñadas. A Terezín llegaron 145.000 judíos. Unos 88.000 fueron llevados a Auschwitz. Del resto, 36.000 murieron de hambre, frío, y epidemias. Al acabar la guerra, los sobrevivientes eran un poco más de 17.000. En este sitio vivió Petr Ginz entre 1942 y 1944.
En Terezin, un profesor echado de su cargo y encerrado en el campo, Valtr Eisinger, inspiró a un grupo de chicos para que hicieran una revista. Como los niños estaban separados de los adultos y se veían en los patios solamente unos momentos, tuvieron que arreglarse solos. De modo que hicieron la revista por ellos mismos y lograron editarla durante dos años. La revista se llamó Vedem y apareció entre 1942 y 1944, hecha a mano. Llevaba ilustraciones y notas diversas, desde chistes, historietas, comentarios deportivos, relatos, reportajes. Petr Ginz fue uno de los más activos colaboradores y llegó a ser el editor en jefe. Él no sólo escribía, también hacía muchos dibujos. Entre todos, hizo uno que se convirtió en algo especial, en un símbolo. Un dibujo hecho por un niño separado de su familia, preso en un campo de concentración; un niño hambriento, triste, temeroso, que todo lo que tenía era su fantasía de huir, por unos instantes, de la brutal realidad en la que estaba por el delito de ser judío. Petr Ginz dibujó la Tierra vista desde la Luna.
Fueron centenares los niños que participaron de Vedem. Solamente quince salvaron sus vidas. Todos los que estaban en la barraca L417 fueron deportados a Auschwitz. Hacia allí fue Petr Ginz cuando tenía dieciséis años. Poco antes de partir se había encontrado con su hermana menor, Eva, también hecha prisionera al cumplir los catorce. A ella le dejó unos dibujos y algunos escritos. Después, se fue al campo de exterminio para morir asfixiado con gas.